martes, 27 de abril de 2010

LA CAZA DE BRUJAS EN LA GUERRA FRÍA


Es un episodio de la historia de Estados Unidos que se desarrolló entre 1950 y 1956 durante el cual el senador Joseph McCarthy desencadenó un extendido proceso de delaciones, denuncias, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas. Los sectores que se opusieron a los métodos irregulares e indiscriminados de McCarthy denunciaron el proceso como una "caza de brujas" y llevó al destacado dramaturgo Arthur Miller a escribir su famosa obra Las brujas de Salem (1953). Por extensión, el término se aplica a veces de forma genérica para aquellas situaciones donde se acusa a un gobierno de perseguir a los oponentes políticos o no respetar los derechos civiles en nombre de la seguridad nacional.


Durante el período conocido como «caza de brujas», protagonizado por el senador católico McCarthy con el objetivo de perseguir la incursión comunista en Estados Unidos, la gran nación democrática bordeo la tentación fascista, al pasar por un período inquisitorial durante el cual muchos ciudadanos inocentes sufrieron persecución por simples sospechas. Veamos los hechos.

Para impedir la penetración nazi en Estados Unidos fue creado en 1938 el Comité de Actividades Antiamericanas. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, su patrocinador, el senador Ranking, consiguió reactivarlo cuando estaba a punto de ser disuelto y fue convertido en una Comisión permanente de la Cámara de Representantes. La Guerra Fría dotaría a esta Comisión de un objetivo claro: la represión del comunismo en Estados Unidos.

A los pocos días de proponer Truman, en marzo de 1947, su programa para la contención del comunismo en Grecia, se aprobó el Programa de Lealtad de empleados federales, orientado a descubrir funcionarios infiltrados, cuyo objetivo sería supuestamente pasar secretos a la Unión Soviética. Las tensiones de la Guerra Fría —bloqueo de Berlín, Alianza Atlántica— y sobre todo el estallido de la primera bomba atómica soviética en 1949 llevarían esta prevención anticomunista a un estado de histeria. Toda persona considerada sospechosa era inscrita en una lista, privada de su puesto de trabajo o internada en un centro de detención.

Espoleadas por McCarthy, las sesiones del Comité de Actividades Antiamericanas, en un clima de sos­pecha alimentado por la difamación y los rumores, descubrieron efectivamente algunos culpables pero a costa de perseguir a muchos inocentes. El senador católico elevó el nivel de los acusados cuando intentó acusar al prestigioso general Marshall, y ya en el mandato de Eisenhower, al secretario del ejército. Los méto­dos de McCarthy terminaron por desacreditarlo y fue destituido en 1954, aunque todavía continuó con menor ritmo la actividad del Comité durante algunos años.

La caza de bruja de hollywood:

Uno de los blancos de la inquisición política fue el mundo del cine, entre otras razones porque la audiencia a directores y actores famosos proporcionó a los miembros del Comité una extraordinaria publicidad. Convocados a declarar 41 sospechosos, 19 de ellos se negaron a comparecer, juzgando la actuación indagatoria contraria a la Constitución, entre otros el escritor Alvah Bessie, el guionista Dalton Trumbo, el director Edward Dmytryk. En apoyo de los que fueron motejados de «testigos inamistosos» se movilizó el denominado Comité de la Primera Enmienda, que integró a cerca de 500 profesionales del cine. En esa circunstancia defendieron la libertad figuras famosas, como Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Gregory Peck, Katherine Hepburn, Kirk Douglas, Burt Lancaster, Gene Kelly, John Huston. Entre los que colaboraron con el Comité y denunciaron a otros cineastas, pronunciando además dis­cursos patrióticos de tono anticomunista, comparecieron Gary Cooper, Ronald Reagan, Robert Taylor.En la lucha entre el Comité de Actividades Antiamericanas y el Comité de la Primera Enmienda, la posición de la industria del cine, con la negativa de trabajo a los sospechosos, decantó la balanza produciendo deserciones en las filas de los defensores de la libertad; fue el caso de Humphrey Bogart, que se dio de baja de su Comité, y el del director Dmytryk, quien tras se condenado a seis meses de cárcel decidió, ya en prisión, confesar su militancia comunista y su arrepentimiento, proporcionando una lista de 26 correligionarios de partido. Con esta claudicación pública salió en libertad y encontró trabajo inmediatamente.

Perseguidos ilustres:

Entre las víctimas de la histeria anticomunista hay que recordar a Charles chaplin. Su confesión de que nunca había sido comunista ni había pertenecido a ningún partido no impidió que supiera que sería llamado a declarar. Decidió no regresar a Estados Unidos y fijó su residencia en Suiza. Muchos profesores universitarios se encontraron en dificultades o sin trabajo. Y algunos escritores figuraron entre las filas de sospechosos de antiamericanismo. El alemán Bertold Brecht se vio obligado a atender las solicitudes del Comité, por su carácter de extranjero, aunque no por ello abandonó su apoyo al Comité de la Primera Enmienda. El genial guionista Dalton Tnimbo no pudo firmar con su nombre algún filme excepcional; sólo en 1960 se supo que era el responsable del guión de «Éxodo» y «Espartaco».
El novelista Dashiel Hammet, autor de novelas negras, entre la que destaca El halcón maltés, se negó a testimoniar y fue condenado por desacato. Tras cinco meses en prisión, fue puesto en libertad por su penoso estado de salud. En este periodo, en una de las patrias de la libertad, fue precisamente la libertad la que se vio en peligro.



«Caza de brujas» de Hollywo
Si quieres saber más sobre la "Caza de Brujas"pincha aquí:

martes, 20 de abril de 2010

comentario sobre la pelicula stalingrado


La acción nos sitúa en noviembre de 1942. Un joven oficial de enlace, el teniente Wisse, es destinado al frente del Don como adjunto a una división rumana. Pocos días después de su llegada, los rusos desencadenan una ofensiva general a lo largo del frente de Stalingrado que logra cercar al 6º Ejército Alemán alrededor de la ciudad. En las semanas siguientes Wisse y los altos oficiales del ejército, como el mariscal con Paulus o el general Seydlitz asistirán a la desesperada agonía de todo un ejército luchando por su supervivencia en medio del duro invierno ruso sin apenas suministros, a la espera de que se produzca un milagro que los saque de su apurada situación.

El cine bélico alemán de los años 50 estuvo dominado por dos constantes: por un lado, eran películas con un evidente contenido autoexculpatorio: se trataba de mostrar que no todos los soldados alemanes fueron nazis (lo cual era lógico, dada la situación política de la época); y en segundo lugar, los horrores del nazismo hicieron que la mayor parte de las producciones bélicas alemanas tuvieran un marcado componente antibelicista. En este caso, Stalingrado, batalla en el infierno supuso una temprana mirada (realizada tan solo 16 años después de los hechos) del cine alemán hacia los acontecimientos que rodearon a la catastrófica derrota sufrida por el 6º Ejército en Stalingrado. La película se basa en la novela de uno de los supervivientes alemanes, Fritz Woss, cuyo título original se traduciría como Perros, ¿quereis vivir para siempre?, el cual hace alusión a una célebre frase de Federico II de Prusia a sus soldados, y que nos indica que los dos componentes a los que aludía antes (el antinazi y el antibélico) confluyen en este film.

Porque lo cierto es que esta película puede considerarse un precedente de la más moderna versión -también de producción germana- de Stalingrado (1993) dirigida por Joseph Vilsmaier. Al igual que en esta última, aquí se nos muestra como los soldados alemanes comunes y corrientes sufren, luchan y mueren, mientras que Hitler y el alto mando no son capaces de hacer nada por rescatarlos. También está presente la figura del oficial nazi fanático y cobarde, que simboliza las maldades del III Reich, e incluso se muestra el dilema del general Paulus, incapaz de dar la orden de intentar romper el cerco debido a su sentido de obediencia. Y por supuesto, aparece el componente antibelicista que se plasma en las escenas que muestran los sótanos atestados de heridos agonizantes, mientras Goering habla por la radio sobre el sacrificio del VI ejército; o la desesperación de los soldados por ser evacuados en avión (secuencias, por cierto, que seguramente inspiraron las de la versión de Vilsmaier, porque las similitudes entre ambas son evidentes).

Hay que decir que la película, pese a que las evidentes limitaciones de su presupuesto, es más que decente sobre todo en el aspecto bélico. La recreación de las barracas, trincheras, y de las condiciones invernales de la batalla en medio de las ruinas de la ciudad está muy lograda. Asimismo, las escenas de combate están bien filmadas e incorporan imágenes de documentales reales de la batalla que, gracias a la fotografía en B/N encajan bien con las secuencias filmadas. También aparecen los soldados y oficiales rumanos, algo que se echa en falta en otras producciones más recientes. Lo que sí se echa en falta es quizás alguna mención a las atrocidades cometidas por la Werhmacht en la URSS y algo más de profundidad a la hora de desarrollar el aspecto antibélico de la historia.

En resumen, Stalingrado, batalla en el infierno supone una más que correcta reconstrucción del cerco del 6º ejército, visto desde la perspectiva alemana. Una película quizás no especialmente sobresaliente en ningún aspecto, pero sí que estamos ante un film de buena factura y con unas escenas bélicas bastante apreciables para la época. Para mi gusto, puede contarse entre los mejores films bélicos que se produjeron en Alemania en la década de los 50.


En nuestra opinión esta pelicula no nos ha gustado,porque es muy belica y en toda la trama aparecen disparos,cabezas rodando y sangre,además todos los personajes mueren al final y me parece un final muy trágico,ya que estos soldados han estado sobreviviendo a la guerra y en ,muy duras condiciones y al final van y mueren;uno de pena y otro de frio.Considero que estos soldados debian de estar preparados para soportar todo típo de condiciones y dejar a un ladolos sentimientos.Aunque nos hemos dado cuenta con esta pelicula que la guerra era muy dura y sus consecuencias mucho peores.



Talarrubias 20-abril-2010
Rocio MªJosé

jueves, 8 de abril de 2010

Bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki




Los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki fueron ataques nucleares ordenados por Harry Truman, Presidente de los Estados Unidos de América, contra el Imperio de Japón. Los ataques se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945, y pusieron el punto final a la Segunda Guerra Mundial. Después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma nuclear Little Boy fue soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945, seguida por la detonación de la bomba Fat Man el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki. Hasta la fecha estos bombardeos constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.

Se estima que hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 140.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, aunque sólo la mitad había fallecido los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20% murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. Desde entonces, algunas otras personas han fallecido de leucemia (231 casos observados) y distintos cánceres (334 observados) atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las bombas. En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles.

Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto, Japón anunció su rendición incondicional frente a los «Aliados», haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. Con la rendición de Japón concluyó la Guerra del Pacífico y por tanto, la Segunda Guerra Mundial.


Al finalizar la guerra, Japón fue ocupado por fuerzas aliadas lideradas por los Estados Unidos con contribuciones de Australia, la India británica, el Reino Unido y Nueva Zelanda, además de que adoptó los «Tres principios no nucleares», lo que prohibía a Japón tener armamento nuclear.



En nuestra opinión,estas bombas no debian de haber sido fabricadas,porque hicieron mucho daño a millones de personas y ademas en el presente como consecuencia de estas bombas y su terrible impacto nacen bebes en estas respectivas ciudades con deformaciones.
Esperamos que esto no vuelva a suceder,porque supone un impacto humano y medioambiental nefasto.



Rocio & Mªjosé


8 de abril de
2010